Comportamiento:
Llegamos a lo que quizás me ha dejado más frío del Mazda CX-5. Tengo que decir que tengo sólo una semana con el coche, y me culpo de no haber comprobado las presiones de los neumáticos. El comportamiento de un vehículo depende totalmente de un buen ajuste de las presiones. Aunque el concesionario haya inflado con las presiones indicadas, hay que tener en cuenta que los fabricantes recomiendan unas presiones genéricas para cubrir cualquier tipo de uso. Para una determinada utilización, siempre es posible encontrar unas presiones más afinadas que optimicen el comportamiento.
Por poner un ejemplo, en mi Alfa 156 (presiones recomendadas por Alfa 2.2/2.2 (2.5/2.5 a plena carga), yo coloco 2.5/2.3 para ir por autopista. En el Suzuki (recomendadas 26/26 psi) yo coloco 30/30 psi en carretera, 33/33 psi en autopista y 26/26 para offroad (incluso 22/22 para arena suelta) (nota: en Brasil se mide en libras por pulgada, a pesar de que en el resto de medidas siempre usan el sistema internacional). Estas presiones, dan un comportamiento óptimo a ambos coches en esas situaciones. Con el Mazda aún no he trasteado para averiguar qué presiones le vienen mejor.
Mis impresiones después de un trayecto a Coruña no son lo que esperaba del CX-5. Si bien he ido en otros SUV (como el Kia Sorrento) que no le llegan ni de lejos al Mazda, el gran pero que le veo al CX-5 es el tacto de la dirección. A 120 km/h por autopista, no es que el tacto sea malo, es que no tiene tacto ninguno. Para pequeños ángulos de volante, no transmite ninguna sensación (feedback) al conductor. En el alfa o en el Suzuki, si uno aparta la vista del frente, por ejemplo para mirar una señal al lado de la carretera o echar un vistazo al retrovisor), el volante le dice a uno si está manteniendo correctamente la trayectoria. En el CX-5, menos mal que llevo activada la alerta de cambio de carril: el volante da información nula, y además la trayectoria no es que sea muy precisa de por sí. Es la mayor decepción que tengo con el CX-5.
El Afta 156... qué decir de él. El mejor conjunto chásis-dirección-suspensiones que he probado nunca. Como dijo el forero Alfa159, el coche se vuelve una prolongación de uno mismo. El Suzuki Grand Vitara, sorprendentemente, se comporta asombrosamente bien en autopista y carretera (tal vez gracias a los enormes zapatones de 235). Sólo le traiciona el eje rígido en terreno bacheado, y en firme deslizante se demuestra sobrevirador, pero es un sobreviraje franco y "domesticado", que da tiempo a corregir. Es también delicioso de conducir.
Conclusión sorprendente: El Alfa supera a los otros dos en carretera y autopista como era de esperar, pero lo sorprendente es que el Suzuki, para firmes en buen estado, le da cien vueltas al CX-5. Eso me ha dejado confundido, confundido de verdad. Tengo que mirarle las presiones al CX-5, no vayan a ir los tiros por ahí.
En ciudad: El CX-5 es muy cómodo, y tiene una dirección suave. Peeerooo... aunque la dirección es aparentemente rápida (2.7 vueltas de volante entre topes), la sensación de "manoteo" en virajes cerrandos es prácticamente la misma que en el Vitara con sus casi 4 vueltas de volante. En el Alfa, no hay que manotear: 2.1 vueltas de volante, y la asistencia justa, ni más ni menos. Volvemos por tanto al tema de la dirección en el Mazda: Yo pensaba que el principal responsable de esa dirección aparentemente lenta sería la distancia entre ejes del coche, pero echando un vistazo a las especificaciónes, no hay tanta diferencia entre los tres coches: el Mazda tiene 10 centímetros más que el Alfa, y este 10 centímetros más que el Suzuki.
Pienso que es la propia geometría de la dirección: En todos los coches se busca que la geometría favorezca la desmultiplicación en los ángulos más centrados, de tal manera que con el volante al medio, un movimiento de volante dé poca variación de ángulo de ruedas, mientras que con el volante cerca del tope, el mismo movimiento de volante genera más variación de ángulo en las ruedas directrices. Esto da más comodidad en conducción normal en línea recta o curvas amplias, y al mismo tiempo facilita los virajes cerrados. Y a mí me da que en Mazda han exagerado en este efecto, y eso, junto con la dirección eléctrica, hace que el Mazda, a pequeños ángulos de volante, no transmita ninguna información a las manos del conductor. Para andar por ciudad, muy bien, pero para autopista no les llega ni al Alfa ni, soprendentemente, tampoco al Vitarinha.
Los tarados de suspensiones son sin embargo sobresalientes para mi gusto (filtran muy bien los pequeños defectos y se muestran contundentes con las mayores irregularidades, cosa que me agrada mucho). Y eso, a pesar del perfil bajo con las llantas de 19. Supongo que con las llantas de 17 esto mejora aún más, aunque tal vez a costa de mayor sensación de flaneo a gran velocidad.
El Alfa, demasiado seco de suspensiones para mi gusto en terreno irregular (lleva la opción suspensión sport). Este último 156 que he tenido tiene unas 205/55 R16. Tuve otro Alfa 156 con unas 205/60 R15 que era incluso mejor; ese sí que agarraba como una lapa en cualquier circunstancia. Lo que demuestra cuán erronea es la creencia generalizada de que cuanto menor el perfil, mejor agarre.
El Grand Vitara... pues también lo tengo tuneao de suspensiones, le he subido 40 milímetros atrás y le están esperando 25 milímetros delante para calzarle unas 225/70 R16 en vez de las 235/60 R16. Con eso, no habrá río que se le resista...

(Menos mal que en Brasil no hay que pasar la ITV cada año

). Asombrosamente, esa elevación no le ha perjudicado el comportamiento en carretera. El eje rígido trasero le traiciona, eso sí, con firme bacheado.
Veredicto final: En chasis y suspensiones el Alfa es imbatible, con el Mazda cerquita por detrás. En reacciones de dirección, el Alfa sigue triunfando, con el GV en un sorprendente segundo puesto. El CX-5, asombrosamente, no tiene una dirección a la altura del resto del coche. O eso me ha parecido.