Mazda necesita descentralizar su producción y acceder con más fuerza a mercados emergentes. Producir coches fuera de Japón ayudaría a reducir su dependencia de la cotización variable del yen. Por lo que se ve la solución al problema empieza a surgir en el horizonte con una alianza confirmada ayer en forma de joint venture con el fabricante ruso de coches Sollers.
El objetivo es contar con una línea de producción con capacidad de hasta 70.000 coches anuales, repartidos en tres modelos: el CX-5 y el Mazda6 de nueva generación por parte de los de Hiroshima, y un coche de Sollers por parte de los rusos.
Este plan se une a la construcción de unas nuevas instalaciones en México que están cerca de completarse, para dar cobertura al mercado norteamericano y mejorar la competitividad de la marca.
El objetivo es contar con una línea de producción con capacidad de hasta 70.000 coches anuales, repartidos en tres modelos: el CX-5 y el Mazda6 de nueva generación por parte de los de Hiroshima, y un coche de Sollers por parte de los rusos.
Este plan se une a la construcción de unas nuevas instalaciones en México que están cerca de completarse, para dar cobertura al mercado norteamericano y mejorar la competitividad de la marca.