Prefería decir eso antes de tener que volver a apsar por un alud de críticas como me ha pasado en alguna otra ocasión en otros foros. Error mío; este foro no es habitual; aquí abunda la buena gente.
Ese Remington (modelo 12B, fabricado en 1919 según el número de serie), vieno de Alemania con la familia de mi mujer, no se sabe en qué año. Lo tuve que desmontar por completo, repasar todas y cada una de sus piezas, y volver a pavonar (en casa, es un entretenimiento extraordinario), ya que el "custodio " dela pieza lo había tenido durante años en una leñera; estaba hecho una penita. Después del trabajo, quedó, no impecable, pero sí aceptable. Perfectamente funcional y con una precisión extrordinaria, aunque limitado a cargar 5 balas de las 10 del cargador original, ya que éste está roto más allá de cualquier arreglo. En USA venden repuestos, pero claro, no es cuestión de intentar pasar eso por ninguna frontera y acabar en Guantánamo.

A ver si encuentro un buen tornero que me pueda fabricar algo.
Hasta hace poco, la tenencia de armas en Brasil estaba liberada, con una legislación semejante a la estadounidense, algo variable de un estado a otro. Pero hace unos diez años, debido principalmente a la alta delincuencia de São Paulo y Rio, un cambio de legislación dejó la normativa muy semejante a la española. Claro está, los políticos que hicieron eso, no tuvieron en cuenta que una parte significativa de Brasil está en medio de la selva, con animales que pueden hacer mucha, mucha pupa. No hace mucho se han visto onças (jaguares) muy cerca de casa. Y esos adorables gatitos a veces comen gente. Y esa gente siempre tiene (tenemos) armas en casa; es una necesidad. (los viejos del lugar cuentan cómo antes de 1960-70 era muy común andar con el revolver en el cinto, como en el oeste.
La autoridades brasileiras, debido a eso, relajaron de nuevo algo la normativa para contemplar casos como esos, y abrieron un período de gracia para registrar armas "familiares", de las que habían estado en casa de uno de toda la vida sin control. Y nadie nos avisó... Y así se da la estúpida circunstancia de que, por el hecho de tener una casa en el mato, podríamos sin problema registrar un arma que comprásemos ahora. Pero sin embargo ya no podemos registrar jamás esta hermosa pieza de museo.