Yo vengo de un BMW de 45.000 lauros y aunque los acabados puedan parecer muy buenos, los motores diesel de casi 180 caballos sean espectaculares cuando les das candela y la deportividad te produzca una sensación en la conducción muy agradable, al FINAAAL...el volante se me peló en el primer año y tuve que cambiar la pieza completa, el tirador para cerrar la puerta del conductor y copiloto, por dentro, se me estaba derritiendo literalmente (al igual que a varios conocidos que tienen el mismo modelo), al famoso motor de casi 180 CV se le rompió la cadena de la distribución (al igual que a casi 400 afectados más, por la misma avería), fundiendo el motor. Y encima mi padre, cada vez que se montaba en el coche, con esa forma tan aerodinámica y pegada al suelo, se acordaba de medio santoral por lo incómodo que le resultaba. Y mi novia se acordaba "hasta de mi padre" por no poder meter más de una maleta cada vez que nos íbamos de viaje.
Por lo que finalmente decidí, tras darle muchas vuelta que:
1º quería un coche más alto y amplio para que mi padre no quedara encajonado al montar y mi novia pudiera meter un baúl si le apetecía




2º que no quería renunciar a la deportividad, ni a sentir esa agradable sensación de conducir, cuando en tus manos llevas un buen vehículo.
3º que quería coches cuyos motores tuvieran fama por su fiabilidad (casi todo el mundo hablaba bien de los japoneses) y además me dieran potencia, suavidad, fuerza, agilidad y al mismo tiempo, no se me disparasen los consumos y me pudiera sentir seguro.
4º que aunque los acabados fueran algo más sencillos o si se me permite la palabra, modestos, al menos no se me venda algo como de "lujo" y luego a los cuatro días se pele o se derrita...
5º aunque no por ello menos importante, los más 15.000 euros que NOO van a perder mis futuros herederos de su patrimonio familiar



Conclusión: mi coche era el MAZDA CX-5



