Ahora mismo es un cúmulo de causas. El CX-5 es un gran vehículo. No vamos a descubrir nada nuevo. Pero es el coche más gastón de la gama Mazda. Su volumen y peso son las que son. Por tanto, también es el más contaminante. Y ya necesita también una renovación, porque no incorpora algunos de los nuevos equipamientos que sí están en el CX-30 y en el Mazda 3. Estos además tienen la etiqueta ECO, cosa que el CX-5 no. Tampoco tiene de momento un motor pensado para un mayor ahorro, como es el Skyactiv-X, o algún sistema de hibridación. Las multas a la más marcas este año se empiezan a poner serías. De ahí que en diciembre se batieran todos los récords de ventas en la vida de este modelo. Y ahora, lógicamente, viene el bajón, como efecto rebote. Si a eso sumas la continua incertidumbre de qué tipo de coche se quiere comprar la gente, si es que se lo quiere comprar, que cada vez es menos, pues el agujero se sigue haciendo mayor. Por mucho que sean los SUV los más vendidos, todavía, hay mucha competencia en este segmento. Los SUV de Seat, Nissan, VW... son los que siguen encabezando las ventas de enero y febrero. Y Mazda, como marca, está en el puesto 19. Su coche más vendido en estos dos primeros meses de 2020 es el CX-30 y "solo" se han vendido 800 y pico coches. Mejor dicho, matriculaciones, porque puede que algunas hayan sido automatriculaciones de los propios concesionarios para aguantar el descenso de ventas del sector automovilístico en España.