Hablar y opinar no es sinónimo de protesta ni de malestar hombre. Yo empecé con un Renault 5 TL, 40 cv, casi veinticinco segundos tardaba en llegar a 100 km/h desde parado, tenía un par motor de risa, y en carretera me gastaba ¡10 litros! de gasolina. Es cierto que entonces no había radares y costaba poco mas de cuarenta pesetas el litro, pero también es cierto que costaba mucho trabajo ganarlas (entonces sufriamos una crisis economica y laboral similar a la actual). Lo que quiero decir que mis valores a la hora de elegir un coche no los marca ni mucho menos el consumo.
Estoy muy contento con el coche, disfruto como un enano con él, he conducido coches en teoría de un calado mucho mayor, y no tiene nada que envidiarles, me olvido del pie izquierdo (yo que he sido toda mi vida defensor acerrimo del cambio manual y de la gasolina), en ciudad es más cómodo de conducir que un turismo, no hace ruido, no vibra, no me tengo que agachar ni para subirme ni para bajarme de él, me permite llegar a lugares de difícil acceso para intentar engañar a determinadas especies piscícolas de nuestros (en algunos casos) maravillosos rios, y sí, me gasta en bastantes ocasiones más de ocho litros a los cien, ¡pero no me importa!, porque siempre que las circunstancias y el entorno me lo premiten, y con el mayor de los respetos hacia el resto de ususarios, le dejo que gaste gasoil, y además, siempre del extra.
Y perdonar el discurso del abuelo cebolleta.