Pues eso, que ayer le metí casi seiscientos kilómetros entre ida y vuelta por la autopista y me ha defraudado bastante.
El coche no va mal en absoluto, y soy consciente de que está en rodaje (tiene una semana y 800 km), pero no me dejó la sensación de ser un coche rutero ni muy rápido.
Mi otro coche es un Citroen C5 de 146 CV y me es imposible no establecer comparaciones, y estas son que el Citroen le gana al Mazda ampliamente. Es mucho más rápido y estable, además de más cómodo.
No sé si será porque está demasiado nuevo, pero me era muy difícil mantener cruceros (sin el control de velocidad) mayores de 130 km/h y sólo puntualmente me llegaba la 160 con soltura. Siempre tenía que estar "empujándole" para correr, mientras que al Citroen le tengo que "frenar" porque si no se me "dispara" hacia arriba.
A la vuelta, que era de noche y hay gente que corre más, me metieron tres lijadas como no recordaba en la vida, y yo luchando con el coche. No me daba ni la mitad de confianza para ir a 140 que el otro, se mueve más y tengo que tener las dos manos en el volante.
La suspensión es algo áspera, claro que la comparo con la Hydroactiv del otro coche, y no es tan neutro en la curvas ni sube tan bien las cuestas.
Igual es que estoy buscando en él cualidades que no le corresponden, igual un sub no es lo mejor para la autopista, aunque una de las lijadas me la metió un Evoque y la otra un BMW X5. En uso diario va muy bien por la ciudad, es ágil y silencioso y bastante cómodo, mucho mejor que el compacto que me quité para comprar este.
Ahora, al sistema de audio y al USB le voy a meter una patada un día de estos. Aún me mataré mirando la pantallita de las narices para poner un disco cada vez que enciendo el coche. Igual que el aviso del Tom-Tom.
Resumiendo, que lo encuentro lento.